Translate here

domingo, 11 de noviembre de 2012

Campeche antiguo puerto pirata (2da parte)



Continuamos nuestro recorrido sobre la carretera de Champotón hacia la Ciudad de Campeche. Muchas de las mejores anécdotas suceden en carretera por lo que siempre hay que mantenerse alerta a lo que pase; en nuestro camino hemos visto venados, pumas, serpientes, águilas  en fin por eso cuando decidas lanzarte a cualquiera de estos lugares nunca olvides tu cámara.

Siguiendo por la carretera existe un hotel que más bien parece una fortaleza militar del siglo pasado y que cuenta la leyenda fue propiedad del Pirata Morgan, aunque aquí no puedes pasar a menos que pases la noche en el Hotel. Hay un pueblito pesquero llamado Seybaplaya, no es lo que se llama del todo turístico pero vamos, preferimos los lugares no turísticos, tranquilos y donde se pueda apreciar la biodiversidad, de hecho en nuestro camino decidimos acampar ya que se hacia de noche y a la carretera no se le veía fin, por lo que encontramos un pequeño fraccionamiento de casas junto al mar y le pedimos permiso al vigilante para pasar la noche ahí. Nuestra sorpresa sería al despertar al otro día y contemplar la maravilla del lugar. Un espacio practicamente solitario ya que eran casas de vacaciones así que decidimos sacar los snorkels y meternos al mar, desde luego que fue una experiencia única pues nos rodeaban los pececillos. En Seybaplaya el atractivo es llegar hasta donde hay un puerto de roca que conforme vas avanzando se va volviendo más angosto por lo que lo mejor es llegar caminando hasta aquí, meterse a nadar, siempre que no haya mucho viento ya que puede ser peligroso y tomarse un par de cervezas mientras contemplas el atardecer el atardecer. Cerca de este lugar no hay lugares recomendables para pasar la noche por lo que  si puedes llegar hasta la Ciudad es mejor.

Llegando a la Ciudad de Campeche, teníamos la intención de solo pasar a comer y continuar con el trayecto pero nos gustó tanto que nos quedamos a conocer El Fuerte de San José que se encuentra en lo alto de un cerro y también es conocido como Museo Histórico de San José, cuenta la leyenda que desde ahí se podía observar al horizonte cuando se acercara cualquier barco pirata y así avisaban cuando había que defender el Puerto. En la actualidad es un Museo donde puedes ver diferentes modelos de Barcos del siglo pasado a tamaño pequeño y tambien puedes subir a contemplar la maravillosa vista del Océano Pacífico.

Y por último llegamos a la mejor parte de nuestro viaje,como amante de los animales y en especial de los jaguares, pues te emociona muchísimo saber que estas llegando a la Mayor reserva de jaguar del Sur de México: Calakmul. Cuando llegamos no pudimos esperar para empezar a explorar y en cuanto nos adentramos en una pequeña parte de la reserva nos encontramos una pequeña tarántula  como estaba anocheciendo seguimos avanzando para poder llegar a acampar. Las personas encargadas de la Reserva fueron muy amables y nos permitieron acampar cerca de ellos; ahi el encargado nos platicó infinidad de experiencias con animales que viven en el lugar.





Al día siguiente nos levantamos temprano para ir a la Z.A. Calakmul, un recinto maya que se encuentra literalmente en medio de la Selva y que de hecho cuenta con muchas pirámides más que áun no has sido restauradas y que se encuentran aún escondidas en la Reserva. Al llegar a la cima de la pirámide más alta, comienzas a imaginar como sería la vida en aquel entonces cuando los gobernantes de distintas regiones se peleaban por el dominio de la Región, cuando la Selva se encontraba más espesa aún y al escuchar a los monos araña en las copas de los árboles pienso en lo incomparable e imponente que fue la Civilización Maya.

Aquí en la Zona Arqueológica hay varios Senderos que te conducen hacia los diferentes conjuntos de pirámides. Calakmul fue una de las Ciudades más importantes de su época de hecho aquí se encuentran las Estelas que son una especie de pilares altos en donde se escribía acerca de sus gobernantes; algo parecido a las estatuas de nuestra época.



Al regresar al campamento, justo cuando empezaba a anochecer, a unos pocos metros de distancia pudimos ver un animal mediano que en cuanto escuchó el ruido del auto cerca, se metió entre la selva, lo más probable es que haya sido un puma, por su tamaño. Al siguiente día decidimos adentrarnos en uno de los senderos de la Reserva con la intención de poder fotografiar por lo menos una serpiente o algún cocodrilo, o con suerte incluso a un jaguar, pero no pudimos ver más que a los monos araña que hacían mucho ruido desde lo alto de los arboles y a las aves de diferentes especies que dejaban sus plumas por doquier. Por la noche cuando regresamos al campamento, platicamos con el cuidador de la Reserva y nos contó sobre sus experiencias en la selva y los animales que había visto, como pumas y que en una ocasión cuando caminaba junto con sus compañeros pudo ver a un jaguar que se alejó al escucharlos; le pedimos que nos acompañara al día siguiente a hacer un nuevo recorrido, por lo que esta vez tuvimos más suerte, pudimos encontrar una pequeña tortuga y huellas de puma,huellas grandes seguidas de unas pequeñas. Fue lo más emocionante aunque no fue nada fácil verlas ya que tuvimos que caminar varias hora entre charcos y mucho lodo, en nuestro recorrido también escuchamos pecaríes y el guía nos enseño unas tumbas mayas que ya habían sido saqueadas. 


El siguiente día decidimos visitar el Museo de Calakmul y pudimos aprender acerca de la aves que hay en el lugar y de que a pesar de ser la Reserva de Jaguares más grande, no existe el número que uno esperaría, esto debido a que cuando los jaguares llegan a cruzar los límites de la Reserva, llegan a ser cazados, lo que disminuye sus posibilidades de conocer jaguares de otra región y poderse reproducir. En esta ocasión decidimos tomar el mismo camino que el guía nos había enseñado a ver si esta vez podíamos ver a los pumas aunque solo pude escuchar cerca de mí la caída de algo muy pesado sobre el suelo, ese fue el susto más grande de mi vida, pensé que me atacaría algún animal. Nunca sabré que sería ese sonido ya que entre tantas plantas no se podía ver nada.


El último día, después de visitar el museo decidimos internarnos de nuevo en la selva a ver si corríamos con suerte, así que llegamos a un terreno repleto de cuarzos blancos, por todas partes. Era impresionante la manera en que brillaban con el reflejo del sol, como si se pudiera sentir la energía. Pasamos la tarde en este lugar y las primeras horas del anochecer a ver si lograbamos ver algún animal pero no tuvimos suerte. Ya de vuelta, tuvimos la fortuna de ver un zorrito que estaba jugando cerca del camino, pudimos verlo un par de segundos antes de que se metiera entre la selva, más adelante se encontraba un grupo de Pavones en medio del camino aunque por la velocidad en que pasaron las cosas no pusimos fotografiarlos.

Sin duda, para poder ver un jaguar en vida silvestre, creo que se necesita, bastante paciencia y tiempo y desde luego suerte, espero que cuando volvamos podamos por lo menos escucharlos caminar entre la selva.








Espero que haya sido de su agrado, el próximo capítulo hablaremos de la Riviera Maya, de los cenotes y de la Fauna del Mar Caribe. 






"The world is a book and those who don't travel only read one page" ~ Saint Augustine


No hay comentarios:

Publicar un comentario